Un estudio arroja luz sobre el daño hepático, el envejecimiento y la insuficiencia multiorgánica

Daño hepático: el efecto dominó

Un nuevo estudio en el que participaron investigadores del University College London (UCL), la Universidad de Edimburgo y el CRUK Scotland Institute revela información fundamental sobre cómo el daño hepático puede desencadenar una reacción en cadena que provoca fallos en otros órganos, incluidos el cerebro y los riñones. Los hallazgos, publicados en Nature Cell Biology, ilustran cómo el deterioro de las células del hígado, debido a una lesión o enfermedad grave, puede desencadenar un proceso similar al envejecimiento que se propaga a otros órganos vitales. Este fenómeno, descrito como “senescencia celular”, puede proporcionar una nueva perspectiva sobre cómo la enfermedad hepática aguda puede escalar hasta la insuficiencia multiorgánica y la muerte. El estudio, realizado tanto en ratones como en pacientes humanos, destaca cómo el daño a las células hepáticas puede instigar esta senescencia, que altera la función de otros órganos. Este fallo multiorgánico es particularmente relevante en casos de enfermedad hepática aguda causada por infecciones virales, toxinas (como una sobredosis de paracetamol) u otras formas graves de lesión hepática. Los investigadores observaron que en ratones con insuficiencia hepática repentina, una vez que una masa crítica de células hepáticas se volvía senescente, este proceso de envejecimiento se extendía a los riñones, pulmones y cerebro, desencadenando también el fallo en esos órganos. El estudio también identificó una proteína clave, el TGFβ (factor de crecimiento transformante beta), como un actor importante en este proceso. Se ha demostrado que el TGFβ, vinculado a la respuesta inmunitaria, es fundamental para la propagación de la senescencia de las células hepáticas. Los investigadores demostraron que al bloquear el TGFβ en ratones, pudieron prevenir la propagación de la senescencia a otros órganos, lo que ofrece una posible vía terapéutica para mitigar el fallo multiorgánico en casos de lesión hepática aguda. Uno de los hallazgos más importantes de esta investigación es la identificación de la senescencia de las células hepáticas como un posible biomarcador para predecir la progresión de la enfermedad hepática grave. En pacientes humanos con enfermedad hepática aguda, los altos niveles de células hepáticas senescentes al principio de la enfermedad se asociaron con un mayor riesgo de insuficiencia multiorgánica y la necesidad de un trasplante de hígado. Este descubrimiento podría conducir al desarrollo de un análisis de sangre para identificar a los pacientes con riesgo de progresión a insuficiencia multiorgánica, lo que permitiría una intervención más temprana y opciones de tratamiento más efectivas. Los investigadores sugieren que las implicaciones de estos hallazgos son profundas. No solo proporcionan un método potencial para predecir el resultado de la lesión hepática, sino que también podrían desbloquear nuevas estrategias para prevenir los fallos orgánicos en cascada que ocurren tanto en las enfermedades hepáticas agudas como crónicas. Comprender las vías biológicas involucradas en la senescencia de las células hepáticas podría, en última instancia, ofrecer nuevas vías para el tratamiento, no solo de las enfermedades hepáticas, sino también de otras afecciones que causan insuficiencia orgánica sistémica como resultado del envejecimiento o de procesos patológicos. El profesor Rajiv Jalan de la UCL, uno de los autores del estudio, comentó que estos hallazgos ofrecen “la primera visión de por qué la lesión hepática grave resulta en el fracaso de otros órganos, como el cerebro y los riñones, y la muerte”. Destacó el potencial de desarrollar biomarcadores sanguíneos para identificar a las personas en riesgo y sugirió que la focalización de la vía TGFβ podría proporcionar una nueva opción terapéutica. Morag Foreman, director de investigación de descubrimiento en Wellcome, enfatizó la importancia a largo plazo del estudio, que proporciona “nuevas perspectivas cruciales con el potencial de transformar nuestra comprensión de la insuficiencia multiorgánica”. Estos hallazgos podrían allanar el camino para el desarrollo de terapias para tratar e incluso prevenir los efectos de enfermedades repentinas o relacionadas con la edad.

Comentario de la columnista de SuppBase Alice Winters

daño hepático El estudio presentado aquí es una contribución fascinante e importante para nuestra comprensión de la enfermedad hepática y los efectos en cascada que el daño orgánico grave puede tener en el cuerpo. El concepto de “senescencia”, en el que las células se vuelven disfuncionales y desencadenan procesos similares al envejecimiento, está ganando cada vez más atención por su posible papel en una variedad de enfermedades relacionadas con la edad. Lo que hace que esta investigación sea particularmente convincente es su conexión entre el daño hepático y los fallos sistémicos que le siguen. Una de las conclusiones clave de este estudio es la identificación del TGFβ como un factor crítico en la propagación de la senescencia desde el hígado a otros órganos. Esto abre posibilidades intrigantes para futuras intervenciones terapéuticas. Si el bloqueo del TGFβ en humanos puede producir resultados similares a los observados en ratones, donde impidió la propagación de la senescencia, podría revolucionar la forma en que abordamos el tratamiento de las enfermedades hepáticas. Esta posible vía terapéutica se alinea con un creciente cuerpo de investigación sobre el papel del sistema inmunológico en el envejecimiento y la insuficiencia orgánica. Además, la identificación de la senescencia de las células hepáticas como un posible biomarcador para predecir la insuficiencia multiorgánica es un avance significativo. Este tipo de prueba podría resultar muy valiosa en el ámbito clínico, ya que permitiría a los médicos identificar a los pacientes en riesgo antes de que se produzcan daños irreversibles, lo que podría permitir intervenciones tempranas y específicas. Sin embargo, aunque el estudio proporciona un argumento claro y convincente sobre el papel del TGFβ en este proceso, la traducción de estos hallazgos de ratones a humanos requerirá ensayos clínicos rigurosos. Las complejidades de la biología humana, junto con la multitud de otros factores que contribuyen a la enfermedad hepática, significan que, si bien estos hallazgos son prometedores, no son una solución única para todos. En una escala más amplia, esta investigación se suma a la evidencia creciente de que nuestra comprensión del envejecimiento y la insuficiencia orgánica está evolucionando. Con un enfoque cada vez mayor en la senescencia celular, estamos comenzando a apreciar las formas matizadas en que se desarrollan y progresan las enfermedades relacionadas con la edad. A medida que avanzamos, este conocimiento podría conducir a nuevos tratamientos que se dirijan a los procesos biológicos subyacentes del envejecimiento en sí, en lugar de simplemente abordar los síntomas de la insuficiencia orgánica. En general, este estudio proporciona un recordatorio oportuno de la intrincada interacción entre los diferentes órganos y la importancia de un enfoque holístico para tratar las enfermedades graves. También sirve como catalizador para futuras investigaciones sobre cómo podemos utilizar biomarcadores y terapias dirigidas para retrasar o prevenir los fallos en cadena que a menudo acompañan a las enfermedades críticas.

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