Ácido fólico en la harina
En un intento por reducir la incidencia de defectos congénitos, el gobierno del Reino Unido ha anunciado una nueva iniciativa para añadir ácido fólico a la harina de trigo no integral. Esta medida tiene como objetivo prevenir alrededor de 200 casos de defectos del tubo neural (DTN), incluidas afecciones como la espina bífida, cada año. La decisión de introducir la fortificación obligatoria hará que los fabricantes deban cumplir con la nueva regulación a fines de 2026. El ácido fólico, la forma sintética de la vitamina folato de origen natural, desempeña un papel fundamental en el embarazo temprano al apoyar el desarrollo del cerebro, la médula espinal y el cráneo del bebé. Los expertos destacan que la suplementación con ácido fólico, en particular durante las primeras etapas del embarazo, es esencial para el crecimiento saludable del feto. Actualmente, los profesionales médicos recomiendan a las mujeres que están tratando de concebir o que ya están embarazadas que tomen suplementos de ácido fólico. La nueva política del gobierno se alinea con iniciativas similares en otros países como Australia y Canadá, donde ya se ha implementado la fortificación de la harina con ácido fólico con resultados positivos. A pesar de esto, algunos críticos argumentan que el alcance de la nueva regulación es limitado y que se deberían incluir más alimentos en el esfuerzo de fortificación. La profesora Neena Modi, experta en medicina neonatal del Imperial College de Londres, señaló un posible fallo en el plan, sugiriendo que las mujeres con sensibilidad al gluten, así como las que prefieren el arroz o el pan integral, podrían quedar excluidas de los beneficios de la política. Advirtió que tales exclusiones podrían exacerbar las desigualdades sanitarias existentes, dejando a ciertos grupos en desventaja. El folato, también conocido como vitamina B9, es abundante en alimentos como las legumbres, las verduras de hoja verde y algunas frutas, lo que significa que la mayoría de las personas que siguen una dieta equilibrada probablemente reciban cantidades adecuadas. Sin embargo, el gobierno estima que la mitad de los embarazos en el Reino Unido no son planificados, lo que significa que muchas mujeres pueden no estar tomando suplementos de ácido fólico en el momento crítico de la concepción. La fortificación de la harina proporcionará una protección adicional para estas mujeres y sus bebés no nacidos, impulsando la ingesta de ácido fólico en toda la población. Esta decisión se produce tras una revisión de toda la evidencia disponible por parte del organismo asesor independiente del Reino Unido, que concluyó que la fortificación de la harina es una medida de salud pública sólida. Además de la adición de ácido fólico, la harina del Reino Unido ya está fortificada con nutrientes esenciales como calcio, hierro, tiamina y niacina, en un esfuerzo por mejorar la salud pública. Los molineros a pequeña escala, que producen menos de 500 toneladas métricas de harina al año, estarán exentos del requisito de fortificación. Las mujeres embarazadas y las que planean concebir deben continuar siguiendo el consejo médico y tomar suplementos de ácido fólico según lo recomendado, además de los beneficios que ofrece la fortificación de la harina.
Comentario de la columnista de SuppBase Alice Winters
La decisión del gobierno del Reino Unido de fortificar la harina de trigo no integral con ácido fólico es un paso positivo para abordar la prevención de los defectos del tubo neural, especialmente a la luz de los importantes beneficios para la salud pública observados en otros países como Canadá y Australia. El potencial de reducir los casos de afecciones como la espina bífida en 200 cada año representa un avance significativo en la salud pública, en particular si se considera el 50 % estimado de embarazos no planificados en el Reino Unido. Esto podría mejorar significativamente la ingesta de ácido fólico, especialmente para las mujeres que no tienen acceso a suplementos o que pueden olvidarse de tomarlos. Sin embargo, si bien esta medida es positiva, el alcance de la fortificación podría ser más inclusivo. Los críticos como la profesora Neena Modi destacan una cuestión importante: la fortificación se aplica solo a la harina de trigo no integral. Este descuido podría dejar a ciertos grupos, incluidos aquellos que siguen dietas sin gluten o prefieren alimentos a base de arroz o integrales, sin el beneficio de esta intervención. Vale la pena considerar si otros alimentos de consumo común, como el arroz, la pasta y ciertos cereales, podrían incluirse en el esfuerzo de fortificación para garantizar un beneficio más amplio para la población. También existe una tensión sutil entre la fortificación de la harina y el énfasis puesto en la suplementación individual. Puede parecer redundante para algunos que las mujeres tomen suplementos de ácido fólico además de consumir alimentos fortificados, pero esto pone de relieve la importancia de un enfoque de múltiples frentes en materia de salud pública, que combine mejoras en la dieta y cambios de conducta. Es importante reconocer que fortificar la harina por sí sola no resolverá todos los problemas relacionados con la ingesta de ácido fólico, en particular si se tiene en cuenta a las mujeres que pueden no consumir la cantidad suficiente de productos fortificados. En términos de eficacia, el ácido fólico está bien documentado por su papel en la prevención de defectos del tubo neural, y su adición a la harina es una estrategia basada en pruebas científicas sólidas. Sin embargo, la dependencia del ácido fólico por sí sola para prevenir estos defectos de nacimiento no aborda cuestiones más amplias relacionadas con la nutrición materna, el acceso a la atención sanitaria y las disparidades socioeconómicas. Como tal, la fortificación puede verse como una parte de un rompecabezas mucho más grande para mejorar los resultados del embarazo, pero no es una solución milagrosa. La exención para los molineros en pequeña escala, si bien es comprensible desde una perspectiva logística, plantea preguntas sobre cuán integral será realmente el impacto de esta política en todas las regiones y comunidades. Además, si bien la fortificación de la harina es un paso esencial, garantizar que la población esté informada sobre la importancia de la suplementación y de una nutrición equilibrada durante el embarazo sigue siendo un desafío clave. En conclusión, la decisión del Reino Unido de fortificar la harina con ácido fólico es una medida importante, respaldada por la ciencia, con importantes implicaciones para la salud pública. Sin embargo, es fundamental que la política evolucione para abordar las brechas en la cobertura, en particular en lo que respecta a las poblaciones que pueden no beneficiarse de esta intervención específica. Ampliar el alcance de la estrategia de fortificación podría ayudar a reducir las desigualdades en materia de salud y mejorar los resultados de salud materna y fetal en todo el país.