Los medicamentos contra la obesidad son prometedores para reducir el consumo de alcohol entre quienes padecen trastorno por consumo de alcohol

¿Se pueden utilizar también los fármacos para la obesidad como fármacos para el trastorno por consumo de alcohol?

Un estudio colaborativo reciente entre la Universidad del Este de Finlandia y el Instituto Karolinska de Suecia ha descubierto que los agonistas del GLP-1, la semaglutida y la liraglutida, medicamentos utilizados principalmente para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2, también podrían ayudar a reducir el consumo de alcohol en personas con trastorno por consumo de alcohol (TCA). Los hallazgos, publicados en «JAMA Psychiatry», sugieren que estos medicamentos están asociados con menos hospitalizaciones debido a causas relacionadas con el alcohol, el abuso de sustancias y otros problemas de salud física. La investigación, que analizó datos de registros suecos de más de 200.000 personas diagnosticadas con TCA entre 2006 y 2021, hizo un seguimiento de su uso de semaglutida y liraglutida, junto con las hospitalizaciones, hasta finales de 2023. Durante este período, 4.321 participantes tomaron semaglutida y 2.509 liraglutida. Curiosamente, el estudio descubrió que ambos fármacos estaban relacionados con un menor riesgo de hospitalización debido a trastornos relacionados con el alcohol y el consumo de sustancias. En concreto, la semaglutida se asoció a una reducción del 36% del riesgo de hospitalización, mientras que la liraglutida mostró una reducción del 28%. Además, los datos revelaron que estos agonistas del GLP-1 también redujeron significativamente el riesgo de hospitalización por problemas de salud física, ya que la semaglutida y la liraglutida mostraron una reducción del 22% y el 21%, respectivamente. En comparación, la naltrexona (el medicamento más eficaz aprobado actualmente para el trastorno por consumo de alcohol) sólo redujo en un 14% el riesgo de hospitalización por problemas relacionados con el alcohol y otras sustancias. Los investigadores observaron que, si bien los agonistas del GLP-1 se han recetado tradicionalmente para la obesidad y la diabetes, estudios anteriores habían insinuado su potencial para frenar el consumo de alcohol. Algunos pacientes incluso habían informado de una reducción del deseo de beber después de iniciar la terapia con semaglutida. A pesar de estos resultados prometedores, los investigadores enfatizan que se necesitan más ensayos controlados aleatorios para confirmar la eficacia de estos medicamentos en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol. El Dr. Markku Lähteenvuo, docente de psiquiatría forense en la Universidad del Este de Finlandia, destacó que la idea del estudio surgió de los informes de pacientes sobre una reducción del consumo de alcohol después de iniciar el tratamiento con semaglutida. Estas observaciones, también mencionadas en conferencias internacionales, impulsaron una mayor investigación sobre los posibles beneficios de los medicamentos más allá de sus indicaciones originales.

Comentario de la columnista de SuppBase Alice Winters:

obesity Las implicaciones de este estudio son de largo alcance, en particular dada la creciente preocupación mundial por la epidemia de obesidad y la creciente incidencia de trastornos por consumo de alcohol. Si bien la semaglutida y la liraglutida han ganado importancia en el manejo del peso y el control del azúcar en sangre en la diabetes, sus efectos emergentes en el consumo de alcohol podrían representar una nueva vía para el tratamiento de la dependencia del alcohol, en particular cuando se combinan con las terapias actuales para el AUD. El diseño del estudio, que analizó datos de más de 200.000 personas, aporta una base sólida a la afirmación de que los agonistas de GLP-1 podrían desempeñar un papel en la reducción del consumo de alcohol. Sin embargo, es fundamental señalar que el estudio no investigó los mecanismos subyacentes, como si estos fármacos afectan al sistema de recompensa del cerebro, al control del apetito u otra vía que pueda influir en los antojos de alcohol. La investigación también se abstiene de abordar si la reducción de las hospitalizaciones se correlaciona directamente con mejores resultados a largo plazo para las personas dependientes del alcohol. Si bien los hallazgos son prometedores, no establecen de manera concluyente que la semaglutida y la liraglutida se puedan utilizar como tratamientos independientes para el trastorno por consumo de alcohol. Además, si bien la reducción del 36% de las hospitalizaciones relacionadas con el alcohol que produce la semaglutida es notable, es importante poner esto en contexto: la reducción observada con la naltrexona (el estándar de oro actual para la dependencia del alcohol) es solo del 14%. Esto no significa necesariamente que la semaglutida sea una opción superior para el trastorno por consumo de alcohol; los fármacos funcionan a través de diferentes mecanismos y una comparación directa de su eficacia en el tratamiento del alcohol solo es prematura. El hecho de que la semaglutida y la liraglutida parezcan reducir las hospitalizaciones debido a enfermedades físicas agrega una capa interesante a su uso potencial para personas que luchan tanto contra el trastorno por consumo de alcohol como contra afecciones comórbidas como la obesidad o la diabetes. Sin embargo, su impacto en la salud física, en particular cuando se combina con la dependencia del alcohol, sigue siendo un área que justifica una exploración más profunda. El reconocimiento por parte de los autores de la necesidad de ensayos controlados aleatorios (ECA) antes de hacer afirmaciones definitivas es un recordatorio prudente. Los datos observacionales, si bien son valiosos, no pueden reemplazar el rigor y el control de los ensayos clínicos. La ventana terapéutica para los agonistas de GLP-1 en el trastorno por consumo de alcohol podría existir, pero hasta que se realicen más ensayos, es esencial que estos medicamentos se consideren principalmente en el contexto de sus indicaciones aprobadas para la diabetes y la pérdida de peso. En conclusión, si bien el estudio arroja luz sobre una posible superposición interesante en el tratamiento de la obesidad, la diabetes y el trastorno por consumo de alcohol, sigue siendo crucial que los profesionales de la salud y los pacientes aborden estos hallazgos con cautela. La hipótesis de que los agonistas de GLP-1 podrían ser parte de un régimen de tratamiento más amplio para el trastorno por consumo de alcohol es prometedora, pero serán necesarios más ensayos para corroborar estos hallazgos iniciales y garantizar que cualquier uso fuera de etiqueta sea seguro y eficaz.

* Our content only for informational purposes and can't replace professional medical advice. Always consult with a healthcare provider before starting any new supplement regimen.
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