Acción legal contra Johnson & Johnson
Los demandantes en el Reino Unido anunciaron una acción legal contra el gigante multinacional farmacéutico y cosmético Johnson & Johnson (J&J). La demanda alega que las mujeres diagnosticadas con varios tipos de cáncer estuvieron expuestas al asbesto presente en los productos de talco en polvo de la empresa. Esta es la primera vez que J&J podría enfrentarse a una acción legal en un tribunal del Reino Unido en relación con estas acusaciones, aunque la empresa lleva años envuelta en demandas similares en Norteamérica. KP Law, el bufete de abogados que representa a aproximadamente 2.000 demandantes, afirma que estas mujeres, a las que se les ha diagnosticado “cánceres que cambian y limitan la vida”, estuvieron expuestas al peligroso amianto presente en los polvos de talco de J&J. En respuesta, Erik Haas, vicepresidente mundial de litigios de J&J, destacó el compromiso de la empresa con la seguridad del talco, afirmando que J&J no ha encontrado contaminación por amianto en sus productos. Haas también señaló el consenso en la investigación científica independiente, afirmando que no se ha demostrado que el talco suponga un riesgo de cáncer de ovario o mesotelioma. El caso, que es el primero de este tipo en el Reino Unido, se centra en las reclamaciones de que J&J ha vendido a sabiendas productos de talco que contienen amianto, a pesar de que la empresa era consciente de los peligros potenciales ya en la década de 1970. KP Law sostiene además que J&J no advirtió a los consumidores sobre estos riesgos y siguió produciendo y distribuyendo talco en polvo en el Reino Unido hasta 2022. El bufete de abogados representa a una base de clientes predominantemente femenina, algunas de las cuales ya han fallecido debido a sus cánceres. En respuesta a estos acontecimientos, J&J tiene hasta finales de año para responder a una carta enviada por el bufete de abogados en nombre de sus clientes, tras lo cual se presentarán los documentos legales ante el Tribunal Superior del Reino Unido. Mientras tanto, J&J sostiene que su antigua división de salud del consumidor, Kenvue, es responsable de cualquier responsabilidad relacionada con el talco fuera de los EE. UU. o Canadá. Kenvue, que se separó de J&J en 2023, emitió una declaración en la que defendía la seguridad del talco, afirmando que décadas de pruebas realizadas por expertos independientes han demostrado la seguridad del producto, su falta de contaminación por amianto y su falta de efectos cancerígenos. Sin embargo, a pesar de estas garantías, la controversia en torno al talco ha persistido durante años. En septiembre, J&J elevó su oferta de acuerdo por las demandas relacionadas con el talco en los EE. UU. a aproximadamente 8 mil millones de dólares, una suma que se pagará en los próximos 25 años. A principios de año, la empresa acordó pagar 700 millones de dólares para resolver las acusaciones en América del Norte de que había engañado a los clientes sobre la seguridad de sus productos a base de talco. A pesar de estos acuerdos, J&J no admitió haber actuado mal y retiró voluntariamente el talco en polvo del mercado norteamericano en 2020. La cuestión se ha complicado aún más por la agencia del cáncer de la Organización Mundial de la Salud, que, en julio, clasificó el talco como “probablemente cancerígeno” para los humanos. Un resumen de 2020 de estudios que abarcaron a 250.000 mujeres en los EE. UU. no encontró un vínculo estadístico significativo entre el uso de talco en los genitales y el riesgo de cáncer de ovario.
Comentario de la columnista de SuppBase Alice Winters
Los desafíos legales en curso contra Johnson & Johnson, particularmente relacionados con la presencia de asbesto en sus productos de talco, presentan un estudio de caso convincente sobre la seguridad del consumidor, la responsabilidad corporativa y las complejidades de la regulación de los productos de salud. Aunque J&J mantiene que sus productos son seguros y están libres de contaminación nociva por amianto, los litigios en curso (que abarcan tanto Norteamérica como ahora el Reino Unido) ponen de relieve la persistente desconfianza de los consumidores y los considerables riesgos legales y financieros que ello implica. Un punto crítico a tener en cuenta es la disparidad en las interpretaciones científicas. Por un lado, las pruebas internas de J&J, junto con la confianza de la empresa en estudios científicos externos, afirman que su talco está libre de amianto y no plantea riesgos significativos de cáncer. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado el talco como “probablemente cancerígeno”, y algunos investigadores independientes, así como las demandas judiciales en curso, sugieren que la empresa puede haber subestimado los riesgos potenciales asociados al talco durante décadas. Si bien un estudio de 2020 no encontró una correlación estadística entre el uso de talco y el cáncer de ovario, la clasificación de la OMS plantea preocupaciones críticas, en particular para los usuarios a largo plazo de talco en áreas del cuerpo de alto riesgo. El momento en que se produjeron estos acontecimientos también es notable. La separación de Kenvue de J&J en 2023 y su posterior asunción de la responsabilidad por las obligaciones relacionadas con el talco fuera de Norteamérica pueden verse como un intento de proteger a la empresa matriz de mayores consecuencias financieras, una maniobra que podría indicar un cambio en la estrategia corporativa a medida que aumentan los riesgos de litigio. Desde una perspectiva de mercado, la continua controversia en torno al talco en polvo subraya la importancia de la transparencia y las pruebas rigurosas en los productos sanitarios. Los acuerdos de conciliación de J&J, si bien no admiten la responsabilidad, revelan el reconocimiento por parte de la empresa del potencial de daño generalizado, así como del gran volumen de personas afectadas. Sin embargo, la cuestión también plantea preguntas más amplias sobre la ética de la reformulación de productos, especialmente a la luz del conocimiento histórico de los riesgos del amianto. ¿Debería J&J haber actuado antes? ¿Podría haber comunicado mejor estos riesgos a los consumidores en una época en la que se comprendían mejor los efectos nocivos del amianto? Además, vale la pena analizar el hecho de que el talco en polvo siga siendo legal y se venda en algunos mercados a pesar de estos riesgos. Cada vez hay más pruebas que sugieren que los intereses corporativos pueden haber influido en el retraso de las medidas regulatorias, poniendo así en riesgo a los consumidores vulnerables. Esta tensión entre las preocupaciones por la salud pública y los motivos de lucro privado está en el centro de gran parte de las críticas en torno a la gestión de J&J de la cuestión del talco. En última instancia, las demandas y los acuerdos en curso no hacen más que acrecentar el ya complicado legado del talco en el mercado de consumo. Si estas reclamaciones tienen fundamento en los tribunales, las ramificaciones podrían ser profundas, no sólo para J&J, sino para las industrias farmacéutica y cosmética en general, en particular en términos de seguridad de los productos, prácticas de etiquetado y responsabilidad corporativa. En conclusión, si bien es poco probable que la insistencia de J&J en la seguridad de sus productos ponga fin a las batallas legales en un futuro próximo, pone de relieve un problema más amplio que afecta a muchos productos sanitarios en la actualidad: el delicado equilibrio entre la evidencia científica, la responsabilidad corporativa y la confianza de los consumidores.